Lunes 24 septiembre 2018, Lecturas Lunes XXV semana del Tiempo Ordinario, año par.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XXV semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Prov 3, 27-34
El Señor detesta al perverso
Lectura del libro de los Proverbios.

Hijo mío:
No niegues un favor a quien lo necesita,
si está en tu mano concedérselo.
Si tienes, no digas al prójimo:
«Anda, vete; mañana te lo daré».
No trames daños contra tu prójimo,
mientras vive confiado a tu lado;
no pleitees con nadie sin motivo,
si no te ha hecho daño alguno;
no envidies al hombre violento,
ni trates de imitar su conducta,
porque el Señor detesta al perverso
y pone su confianza en los honrados;
el Señor maldice la casa del malvado
y bendice la morada del justo;
el Señor se burla de los burlones
y concede su gracia a los humildes.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (R.: cf. 1)
R.
El justo habite en tu monte santo, Señor. Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.R.
El justo habitará en tu monte santo, Señor. Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El justo habitará en tu monte santo, Señor. Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

V. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.
El justo habitará en tu monte santo, Señor. Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

Aleluya Mt 5, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. R. Sic lúceat lux vestra coram homínibus, ut vídeant ópera vestra bona et gloríficent Patrem vestrum.

EVANGELIOLc 8, 16-18
La lámpara se pone en el candelero para que los que entren vean la luz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Homilía en santa Marta 19-septiembre-2016
Dejar que salga la luz de la fe, hacerla brillar ante los hombres, acabamos de leer en el Evangelio de hoy (Lc 8, 16-18). Pero hay peligros que amenazan apagarla, y hay que protegerla. Proteger la luz es proteger algo que se nos ha dado como don, y si somos luminosos, lo somos en ese sentido: en el de haber recibido el don de la luz el día del Bautismo. En los primeros siglos de la Iglesia, como todavía hoy en algunas Iglesias orientales, al Bautismo se le llamaba la Iluminación.
Esa luz no se puede tapar. Si la tapas te vuelves tibio, o simplemente un cristiano de nombre. La luz de la fe es luz de verdad, la que nos da Jesús en el Bautismo, no es una luz artificial. Es una luz mansa, serena, que nunca se apaga. 

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